No me dejarás mentir, el acudir a un nutriólogo requiere destinar una cantidad considerable de nuestros bolsillos, además de compras adicionales como: Ropa deportiva, despensa, suplementos y la mensualidad en un centro deportivo o gimnasio.
Representa un gasto mensual, quincenal o incluso semanal.
Por ello, jamás olvides preguntar a tu nutriólogo o nutrióloga si te extiende factura, de preferencia antes de pagar.
Buenas y malas noticias… Les platico,
La buena.
Resulta de mi amiga Ana, quien es contadora, me explicaba que desde el 2017, el gobierno decidió hacer deducible de impuestos los gastos en asesoría nutricional, esto con el fin de incentivar una buena alimentación.
Esto significa que a final del año te pueden regresar una lana o disminuir el monto total a pagar de tus impuestos. ¿Está bueno no?
Así que ya sabes, pide siempre tu factura.
La «Mala»
Compañero nutriólogo… ¡Regularízate!
No le tengas miedo a los impuestos, al contrario, esta será una oportunidad para crecer más tu agenda y con ello tus ingresos en la consulta.
No dejes que el miedo a lo desconocido y la procrastinación se apoderen de ti.
Pregunta, infórmate, cotiza los honorarios de 2 o 3 contadores y toma la decisión que mejor más se ajuste a tu presupuesto. O bien, tomate tu tiempo para aprender a hacer tu propia declaración y facturas.
Como siempre digo… En las fechas patrióticas: “Nada me hace sentir más patriota que pagar mis impuestos”.

P.D. Respeto el trabajo y el esfuerzo de mis colegas, pero también el de mis pacientes, quienes hacen circo, maroma y teatro para ir a consulta y hacer un presupuesto enfocado en sus objetivos de salud.
No pierdas tu salud. ¡Sígueme!
Muy útil
Información que cura